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Editorial ZYX


Un movimiento social de promoción de militantes que dieron vida a muchas experiencias de participación sindical, social, ciudadana y política, en esa lucha social por la igualdad. que tanta fuerza desarrolló en la ideología política.

Julián Gómez del Castillo Domínguez

 


¿Qué es más importante para la liberación de los empobrecidos, poner un puesto de libros y revistas solidarias, o dar un millón a los pobres? Está pregunta nos la solía hacer frecuentemente Julián a los jóvenes. La respuesta la dio con su vida el que más publicaciones de cultura obrera, de solidaridad con los pobres de la tierra, ha editado en la España del siglo XX: Julián Gómez del Castillo.

Hijo del movimiento obrero, aprendió desde la cuna el gran valor que la cultura y la formación tenían para los que durante generaciones y generaciones habían estado privados de ellas. Entre los pobres de aquella España del hambre, aprendió y eligió el largo y sacrificado pero fecundo, camino de la cultura y la vida solidaria, frente al atajo fácil e inmediato del asistencialismo, que castra la promoción de los pobres. Así, nos enseñó que el primero fomenta hombres libres, capaces de generar esperanza y liberación para los oprimidos. El segundo crea personas dependientes, y por tanto esclavas. La ayuda del pan para hoy y hambre para mañana perpetua la miseria de los pobres, satisfaciendo únicamente las conciencias atormentadas de los enriquecidos. Por eso crear opinión pública solidaria con los empobrecidos es, también hoy, muchísimo más importante que todo el dinero que se les pueda dar.

Julian no tuvo estudios oficiales porque el capitalismo le obligó a trabajar para no morirse de hambre y desde muy pequeño dejó la escuela. Sin embargo leía un libro y cinco periódicos cada día. No podía entender cuando algún joven le decía que tardaba un mes en acabarse un libro. Sus consejos fueron buscados por ministros, catedráticos, sindicalistas y cardenales. Conocemos a políticos que acudían a él para que le redactara los mítines. Julian fue de las personas del siglo XX que más conocía la historia del movimiento obrero. Él fue quien editó, en pleno franquismo, tres de las obras imprescindibles que existen a este respecto: Historia de las clases trabajadoras de Fernando Garrido, Historia del movimiento obrero de Edouard Dolleans, y El proletariado militante de Anselmo Lorenzo, documento excepcional y fuente principal para estudiar a los primeros internacionalistas españoles. Julián editó la clásica Historia del anarcosindicalismo del Secretario General de la CNT Gómez Casas, o la Historia del movimiento obrero español de Abad de Santillán.

Lo que saben de historia de los pobres y de apostolado seglar muchos obispos, se lo deben a Julián. Gracias a sus ediciones se ha conocido en España el pensamiento y la espiritualidad de Joseph Cardijn, Helder Cámara, Gustavo Gutierrez, Yves Congar, Mons Ancel, Henri de Lubac, Guillermo Rovirosa, Tomás Malagón. Marcelino Legido… Gracias a sus ediciones muchas personas conocemos hoy las figuras y las obras de Proudhon, Kropotkin, Rosa Luxemburgo, Pestaña, Mella, Tolstoi, Mounier, Jean Jaures, Leon Bloy, Gorki, Gogol, Chejov, Shengor…Sobre economía, el que fuera presidente del Tribunal de Cuentas y premio príncipe de Asturias, Juan Velarde, reconoció que los economistas de este país deben mucho a Gómez del Castillo. En las editoriales que impulsó han publicado, para que lo puedan leer los sencillos, los más famosos economistas españoles: Jose Ramón Lasuén, Enrique Barón, Ramón Tamames, Jose Raga, el propio Velarde…Millones y millones de semillas en forma de libros y revistas sembrados por todo el mundo, especialmente entre los pobres de la tierra, como signo de esperanza liberadora.

Todo esto fue posible por una vida de entrega total al ideal solidario, que a los 18 años se ensancharía al descubrir que en Cristo, vida solidaria y fidelidad a los empobrecidos alcanzan su máxima plenitud. Una vida de entrega desde su infancia hasta su muerte.

El mismo nos contaba sus primeras acciones militantes teniendo apenas 5 años. Cómo él y sus hermanos tenían que burlar la vigilancia carcelaria para entregar a su padre, militante obrero socialista encarcelado por la II República, los periódicos proletarios. O como iban a difundir periódicos anticlericales los domingos a la salida de misa. En la Juventudes Socialistas, a las que perteneció, dedicaban los escasos días libres que les dejaba el trabajo, para irse al monte y organizar jornadas enteras de lectura y diálogo.

Julian se hacía así, vitalmente heredero, de ese movimiento obrero en el que se quitaban horas de sueño para educarse, escribir sus periódicos, reunirse y dialogar. De esos obreros que mantenían sus propios medios de comunicación a costa de su propio salario. De esos obreros, que aun sin saber leer, llevaban siempre en el bolsillo de la chaqueta, o en la caja de herramientas un ejemplar de cualquiera de los más de cien periódicos proletarios que llegó a haber en España. Alguno de ellos, que aprendió a leer a los 20 años en noches de insomnio tras jornadas laborales de 14 horas,  llegó a ser periodista muy cualificado y ministro.

En una ocasión, unos obreros le decían a D. Tomás Malagón, tras una charla, que utilizaba un lenguaje muy elevado y le pedían que se adaptara a los obreros. Julián, airado, les recriminó diciendo que eso era paternalismo, y que eran los obreros los que tenían la obligación de elevarse, y no pedir que otros bajaran el listón. Y les contó que él conoció a un niño, que, cuando su padre le llevaba a los mítines socialistas anteriores a la guerra, éste apuntaba en una libreta todas aquellas palabras que decían los oradores y no entendía. Cuando llegaba a su casa, el niño se dedicaba a buscar las palabras, llegando a copiarse el  diccionario entero. Don Tomás, en voz baja, le dijo al que tenía al lado, que ese niño fue el propio Julián. Él siempre estuvo preocupado por ver como subir el listón año a año. Y no bajarlo.

En la Hermandad Obrera de Acción Católica (HOAC), desde su primer momento en el año 1946, Julián comparte con su amigo Rovirosa todas las experiencias editoriales que se pusieron en marcha. El boletín, ¡Tú!, los GOES… Junto con Rovirosa era consciente de que lo primero y más importante que tenía que tener una organización de pobres, una organización apostólica, era un órgano propio de expresión. Pensar con cabeza propia, y no con la cabeza de los de arriba. La HOAC retomaba la prensa obrera.

Desde los inicios del movimiento obrero, con aquel lema de mitad del siglo XIX, que tanto nos repitió Julián, frente a la ignorancia libros y periódicos, frente a la miseria asociación, los pobres fueron conscientes de la importancia vital que para su existir solidario tenían los libros y periódicos obreros. Sin la prensa obrera hubiera sido absolutamente imposible la formación del la cultura y la conciencia obrera, y sin ésta hubiese sido imposible la vertebración orgánica de la clase, y de su acción liberadora de la sociedad. Sin el frente cultural, no hubiera existido el movimiento obrero. Sin la prensa obrera los trabajadores hubieran estado sometidos a la influencia que sobre ellos habría ejercido la prensa burguesa, seleccionando los flujos de noticias, describiendo a su modo los acontecimientos en beneficio de los propietarios. La prensa obrera, llegó a ser muy superior en número de cabeceras y en tirada  a los periódicos de la burguesía. Cuando se iba a celebrar el 1º de mayo de 1931, a un periodista francés le llamó la atención, que los días previos toda Barcelona estuviera tomada por carteles del partido comunista invitando a la manifestación del día del trabajo, y que no hubiera un solo cartel de la CNT. Un militante confederal de dijo que no se preocupará, pues allí estarían 100.000 cenetistas, porque: Ha salido anunciado en el Solidaridad Obrera. Así fue. El número de manifestantes coincidía aproximadamente con la tirada diaria del periódico anarcosindicalista. Los comunistas apenas congregaron a 3.000 personas. El diario era algo sagrado para los obreros. Era mantenido con cuotas, suscripciones, bonos de lucha, paqueteros...nada de subvenciones, sino todo persecuciones. La prensa obrera fue el arma más poderosa que tuvieron los pobres en sus manos.

En los años 40, la HOAC, con la inmensa mayoría del movimiento obrero aniquilado (en los cementerios o en las cárceles), retomaba en España la antorcha de la prensa obrera, está vez para desempolvarla de todos aquellos prejuicios y desencuentros con los que se había ido cubriendo en las últimas décadas, y comenzar a tender los puentes entre la Iglesia y el mundo obrero. Prensa netamente obrera… y netamente eclesial. Rodolfo Llopis, el que fue Secretario General del PSOE en el exilio francés, reconoció en su informe sobre los puntales antifranquistas en el interior de España, escrito en 1958, la labor de estos militantes cristianos, especialmente la de Julian Gómez del Castillo. 

El ¡Tú! fue en aquellos años el semanario voz de los sin voz. Salió a la calle el 15 de noviembre de 1946, de manera quincenal; y una tirada de 5.000 números. En abril de 1947 pasa a 6.000; en octubre a 8.000; 13.000 en febrero de 1948. Cuanto más fuerte era la represión del régimen, más crecía su difusión. El 1 de enero de 1949 sale con periodicidad semanal. En noviembre de 1949 asciende a 34.000 ejemplares. El 17 de marzo de 1951 es prohibido por el régimen y ya había alcanzado la cifra de 40.000 ejemplares de tirada. Había alcanzado el segundo puesto de las publicaciones periódicas semanales. El gobernador civil de Huesca diría: El semanario ¡Tú! que se autodetermina órgano de Acción Católica, viene haciendo una campaña insidiosa contra el régimen y el gobierno, o al menos contra alguno de sus ministros. La campaña, con la procacidad del estilo, la ligereza de sus juicios, y lo inexacto de muchas de sus afirmaciones, no se diferencia mucho que la del extranjero hacen Solidaridad Obrera y Mundo Obrero.

Cuando comentábamos a Julián nuestros miedos a la hora de difundir libros y revistas de solidaridad, él siempre lo respetaba y lo entendía, pues el miedo es libre, y va donde quiere. Y acto seguido nos contaba el miedo que pasaba difundiendo el ¡Tú! por los montes asturianos. Montes, en los que entre otras cosas, estaban los maquis que les salían al paso con sus fúsiles… y hasta compraban el periódico. O cuando llegaban a algún pueblo de Cantabria con los periódicos, y estaban esperándoles los de falange con sus pistolas. Miedo, claro que hay miedo, pero al miedo se le vence con amor. Cuando le preguntábamos como hacer para aumentar las ventas, el nos contaba cómo, con otro militante habían estado toda una noche caminando de Pola de Laviana a Langreo escribiendo en todos los árboles, señales y puentes la palabra Tú, identificativa del periódico hoacista. Aún hoy, contaba, 60 años después, todavía quedaba alguna pintada. Esas eran el tipo de acciones militantes que él nos proponía. Siempre se puede hacer mucho más de lo que hacemos. Hasta en la cárcel y desde la cama de un hospital se podía difundir cultura obrera, como demostraron muchos militantes. Entre los que más periódicos vendían estaban dos militantes de la HOAC, Ramón Quintanilla y Adrián de Andrés. Se llevaron el yunque de oro en varias ocasiones, que era el premio que daba la HOAC a los mayores difusores del ¡Tú! ¡Llegaron a difundir 5.000 ejemplares en una semana! ¿Su secreto?... difundían en familia. Tenían 7 y 11 hijos respectivamente.

Ante la crisis que sufrió el apostolado obrero y la persecución del régimen a la HOAC, comenzó a plantearse, en 1963, el lanzamiento de la Editorial ZYX, que en labios de Rovirosa, sería la HOAC real. Él mismo, tras haber rechazado otras ofertas, respondió a su amigo Julián que Sí, y dejo el Monasterio de Montserrat para ir de nuevo a Madrid a ponerse al frente de la editorial ZYX. Fue su primer presidente. Rovirosa murió cuatro días después de haber presentado su primer libro, ¿De quién es la empresa? del que era autor él mismo. La ZYX la fundaron dos sacerdotes y cuatro militantes obreros cristianos, Julián entre ellos. Consiguieron la adhesión de 325 amigos que compraron cada uno una acción de mil pesetas. El 60% de los accionistas primeros fueron militantes de la HOAC. La ZYX tomaba el nombre de las últimas letras del alfabeto (al contrario que ABC), en clara alegoría de con quién iba a estar. Fue una novedad histórica, al plantearse una editorial organizada como Sociedad Anónima que en realidad era un movimiento apostólico, o bien un movimiento apostólico que adquiría la forma orgánica de una editorial y que continuó la tarea histórica emprendida por la HOAC. Una editorial obrera, como definían en su propaganda, era aquella “para los obreros, hecha, sostenida y financiada por  obreros”.

Durante los 8 años que van desde la muerte de Rovirosa hasta 1972 Julián fue su presidente y su mayor impulsor. ZYX llegó a ser en los años 60 la primera editorial obrera en España. En esos 8 años se editaron 600 títulos, entre ellos 120 escritos por marxistas como Julián Besteiro (Dolores Cebrián, mujer de Besteiro, donó a la ZYX el libro Marxismo y antimarxismo), y otros 74 por libertarios como Pestaña, Heleno Saña o Abad de Santillán, a pesar de que los promarxistas como Alfonso Carlos Comín, dijeran lo contrario impidiendo que se editarán más títulos de estos últimos y hundiendo finalmente la editorial. El número de ejemplares por edición osciló entre los 2.000 y los 20.000, habiendo difundido más de 1 millón de libros. Los precios oscilaban entre las 12 y las 50 pesetas. ¡Con mucha diferencia los más bajos del mercado! Su línea editorial fue servir al conjunto del movimiento obrero y a la militancia cristiana, siendo en palabras del profesor Carlos Díaz una editorial de cultura obrera  que no tiene nin­gún parangón en la historia de España.

Cuando los jóvenes le planteábamos los problemas que creíamos tener para poner un puesto de libros, Julián nos contaba como la ZYX organizó su propia red de distribución y ventas, llegando a poner un día del libro, 60 puestos en Madrid y más de 400 en España, y eso que estaba prohibido. Esto hizo exclamar al profesor Tamames, entonces dirigente del PCE: Tenéis la mejor infraestructura política de España. Además realizó la tarea de promover y formar militantes más importantes de aquella época en España, sin subvención ninguna. Julian corregía y supervisaba todas las ediciones, especialmente la sección de cultura obrera de la que era responsable. Viajo por toda España impartiendo cursillos apostólicos y cimentando la ZYX. Recorrió toda Europa visitando a los inmigrantes españoles de Suiza, visitando ferias de libros en Alemania para ver por donde iba el panorama editorial europeo, y entrevistándose con militantes del exilio francés, como la cúpula del PSOE en Toulouse o con el cenetista Cipriano Mera en Paris. Éste, le ofreció a Julián sus memorias sin cobrar nada para que se editara en esa editorial de cristianos. En palabras del pensador libertario Heleno Saña, la editorial ZYX permitió recuperar en aquella época la memoria del movimiento obrero y sindicalista español. Ha sido el proyecto editorial más importante que ha tenido España. Lo que más me impresionó como libertario es que era una cosa organizada por cristianos vinculados al movimiento obrero y publicando cultura libertaria y socialista. Fue en toda regla un experimento único en la época del franquismo. La gente más de izquierda que he conocido han sido cristianos. Ministros de diversos gobiernos, altos cargos del congreso de los diputados, altos dirigentes de sindicatos, catedráticos de universidad e institutos, promotores de partidos y sindicatos autogestionarios, de cooperativas y asociaciones de vecinos, de centros de cultura y enseñanza tuvieron que ver con la asociación de ZYX.

También fue perseguida por todos los frentes. El régimen la intentó cerrar en varias ocasiones, con el ministro Fraga a la cabeza. Los militantes de la ZYX se las tenían que ver todos los días con la censura franquista. El propio Julián fue procesado en más de una ocasión. Pero el cáncer que acabaría matando a la editorial no vino de fuera, sino de la infiltración marxista. Desgraciadamente, el pro-marxismo de los años 60 y 70 instrumentalizó esta realidad asociativa para lanzar sus intereses politiqueros, expulsando al propio Julián y matando a la ZYX. En 1972 se rompe como consecuencia de la existencia de una corriente mayoritaria que era partidaria de que ZYX fuera una organización de apostolado y otra corriente minoritaria que plantea hacerse organización política. De las 16 delegaciones que tiene ZYX en España, 12 sostienen la postura apostólica y 4 la política. Gana la postura política y al año se expulsa a la corriente apostólica, y entre los que se quedan comienza la tensión interna concluyendo, unos en el lanzamiento de Comunión y Liberación, otros en la escisión de la CNT, y un pequeño grupo sostiene los restos como cooperativa hasta su desaparición.

Entre los que fueron expulsados, Julián impulsó el Movimiento Obrero Autogestionario, el  Colectivo Cultural Autogestionario, Distribuidora y Editora Rovirosa Sociedad Anónima (DERSA), y finalmente el Movimiento Cultural Cristiano… En todas ellas, lo primero que se planteaba era una editorial. De nuevo, como aquellos militantes obreros de la primera hora, que en cuanto reunían un grupo de entusiastas y una pequeña cantidad de dinero, no hacían comedores, si no conseguir una imprenta, crear una biblioteca, un ateneo, un centro de cultural, editar una revista, un libro, un folleto. Así, de nuevo, el Movimiento Cultural Cristiano nace paralelo a su plataforma editorial, que comenzó robando fotocopias: La editorial Voz de los sin voz.

La editorial Voz de los sin Voz supone de nuevo una novedad revolucionaria en el panorama editorial: radical servicio a la verdad e independencia, pluralismo real, medios de producción pobres, trabajo gratuito, distribución militante, precios un 500% por debajo de los precios del mercado... Para la revolución hace falta el hombre nuevo, y una Cultura Nueva. Se partía del hecho de que para la liberación de los empobrecidos, la cultura es tan necesaria como el comer. El libro como exponente transmisor de cultura, sigue siendo hoy un instrumento de primera necesidad en la cultura de los pueblos, y debe ser tratado como tal y no como instrumento de negocio. Por eso se han vendido millones de libros, videos, revistas en todos los lugares del mundo. Más de 500 títulos y 150 vídeos… todos ellos prologados por Julian Gómez del Castillo.

Y dentro de la editorial, las revistas bimensuales Autogestión e Id y evangelizad rompiendo ambientes, entrando en todos los rincones. Vendidas a pie de calle, en universidades, en parroquias, en congresos, en manifestaciones, en institutos, en hospitales, en bibliotecas, en bares, en cementerios… De nuevo millones de semillas de esperanza sembradas en al humanidad.

En esta editorial quedaba manifestado también el crecimiento hacía abajo, el camino de la pobreza evangélica que a Julián le había trasmitido Rovirosa. El vivir cada día con una peseta menos de Guillermo Rovirosa, tenía su reflejo en esta nueva experiencia. Mientras España se hacía cada vez más rica, las editoriales de Julián se hacían cada vez más pobres, y así más libres. Esta vez una editorial con grapas, tapas de cartulina y papel doblado. Una editorial que rompía con la propiedad intelectual, y disponía de todos los autores de la tierra para poner la cultura y el análisis al servicio de todos, en especial de los más débiles. Unos libros que podían pagar especialmente los pobres. Es más… ¡una editorial que puede hacer cualquier pobre en cualquier rincón de Venezuela o Senegal !

Julián ha sido el mayor editor de cultura y luchas sociales del siglo XX español, un apóstol de la Iglesia, un militante obrero de fibra dura y corazón encogido por el dolor de los últimos de la Tierra. Fuerte con los poderosos, humilde con los débiles, implacable con los que humillan a los pobres. Los pobres son sacramento del Señor, y por tanto lugar de encuentro del hombre con Dios. Por eso el movimiento obrero fue solidario cuando se acercó a los pobres-sacramento. En el movimiento obrero se vivía la Solidaridad, no como héroes, sino como su forma de vivir. Recuerdo una larga conversación por los muelles de Santander sobre militantes obreros. Quintanila, Besteiro (a quien Julián debía su nombre), Seguí, Mera, Alonso, Martín… Salí sobrecogido. Historia viva legándonos un patrimonio, del cual Julián era uno de los últimos eslabones de esa cadena que se nos trasmitía.


Rodrigo Lastra del Prado

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