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Las culturas «Mitos y Leyendas», n.° 2 Selección y prólogo de Mario A. Valotta |
Mesoamérica ha sido, a lo largo del tiempo, una de las áreas culturales de mayor importancia del continente y del mundo. Las grandes civilizaciones surgidas en la región, que realizaron valiosos aportes a la humanidad, tuvieron sus antecedentes más remotos en los pueblos nómades recolectores y cazadores que llegaron hace decenas de miles de años a este vasto territorio, evolucionando hacia formas sedentarias de vida.
Los núcleos que alcanzaron el mayor grado de desarrollo durante el período denominado preclásico, en los tres milenios anteriores a nuestra era, se establecieron en el Altiplano central de México, en la costa del Golfo y en la de Oaxaca sobre el Pacífico, así como en el que habría de ser el territorio maya, desde Yucatán hasta Centroamérica. Todas estas comunidades practicaron una forma incipiente de agricultura basada en el maíz, el frijol y el chile, entre otros productos, y elaboraron una rica variedad de alfarería con características particulares en cada caso.
Los hallazgos arqueológicos, sobre todo en la zona de Tlatilco, señalan la aparición en esta etapa de las primitivas figuras de barro cocido representando mujeres de abultados vientres y muslos, las « Venus» encontradas también en otras latitudes, que son expresión del culto a la generación simbolizado por la Gran Madre. Este es un hecho confirmatorio de la existencia de un período matricéntrico originario, que precedió al florecimiento de las altas culturas, en cuya mitología se observan múltiples elementos demostrativos de este punto de partida común a todas las civilizaciones humanas.
Paulatinamente, dichos núcleos fueron alcanzando nuevos niveles en su evolución y, gracias al desarrollo de la agricultura, se produjo un rápido incremento demográfico. A partir de la observación del cielo se elaboraron sistemas calendáricos y numéricos muy precisos; la escritura, primitivamente pictográfica, evolucionó hacia formas ideográficas y fonéticas y, en el plano religioso, se forjó un profuso universo de creencias de gran originalidad, en relación con el grado de complejidad adquirido por la estructura social.
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