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Editorial ZYX


Un movimiento social de promoción de militantes que dieron vida a muchas experiencias de participación sindical, social, ciudadana y política, en esa lucha social por la igualdad. que tanta fuerza desarrolló en la ideología política.

El pensamiento de María Zambrano: papeles de Almagro

Por un nuevo saber. N.º 11
Fernando Savater, Jesús Moreno, Amparo Amorós, Antonio Marí, Femando Muñoz, Emile Cioran, Antonio Colinas, Julia Castillo, José Luis L. Aranguren, José Antonio Ugalde

MARIA ZAMBRANO nació en Vélez-Málaga (Málaga) el 22 de abril de 1904. La infancia en Andalucía... y el decisivo paso a Castilla siguiendo al padre D. Blas José Zambrano, Catedrático de Instituto. Transcurre así su adolescencia y juventud entre Segovia y Madrid donde estudiará Filosofía y será discípula de D. José Ortega y Gasset.

Desde los años 30, la obra de María Zambrano irá perfilándose, en su exclusiva originalidad, como una de las de mayor altura y arraigo del pensamiento español y occidental. Hay en esta obra dos vertientes esenciales: su persistente respuesta a la Historia de España, y la cautelosa manifestación del logos mediador que, más allá de la filosofía, y fundiendo filosofía, poesía y aun religiosidad, se adentra en el espacio mismo que con su ser encubre la realidad... «la santa realidad sin nombre», como dirá María Zambrano. Exilada en 1939, recorrerá Méjico, Cuba y Puerto Rico, enseñando en las Universidades de Morelia, La Habana y San Juan; y en La Habana, la decisiva amistad con Lezama Lima, como lo fueran antes, y lo serán para siempre, aquellas otras amistades con Emilio Prados, Rafael Dieste, Luis Cernuda... Desde 1953 hasta 1964 permanecerá en Roma, desde donde realizará frecuentes visitas a San Juan de Puerto Rico. De esta época data (1955) una de sus obras capitales: «El hombre y lo divino»; libro esencial -los restos de un naufragio, al decir de María Zambrano; «restos» de la proyectada «Filosofía y cristianismo»- en el que la razón discursiva del hombre europeo no sólo no se enfrenta a sus más oscuras entrañas, a sus más altos anhelos, sino que los acoge y se acoge a unas y otros, para entregar una lucidísima y aquietada revelación en la que la «Historia de la Filosofía» aparece encarnada en las más sutiles razones del tiempo y el corazón. En 1964, sin ser notada, va María Zambrano a un claro del bosque en el Jura francés junto con su permanente compañera: su hermana Araceli y en 1978 se traslada a Ferney Voltaire (Suiza).

Poco antes (1977) ha aparecido la que es, sin duda, manifestación más excelente de su razón poética: «Claros del Bosque», obra plena, ofrenda plena, mística descifradora del sentir -pues para María Zambrano el pensar es, ante todo, descifrar lo que se siente- pensamiento y palabra que se liberan del lenguaje encubridor... Más allá de la idea, la razón poética de María Zambrano ha ido abriéndose hacia esa trascendencia que manifiesta la unidad de ser y vida, de vida y conocimiento, hacia la manifestación misma, la presencia... la aurora de la palabra. Hoy María Zambrano habita en Ginebra y sin embargo, es su lejanía distancia vivificadora para el pensamiento español; pareciera que ella abre las nuevas y liberadoras sendas para aquel sueño creador que pacientemente espera manifestarse.

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