"Dos son las reivindicaciones generales en torno a las cuales giran los acontecimientos del Primero de Mayo: la disminución de la jornada de trabajo y la transformación socialista de la sociedad. La primera, prontamente sentida por la clase obrera, figura en la prehistoria de esta fecha, y la segunda, forma parte de la historia desde los primeros años de la celebración del Primero de Mayo".
Así comenzaba este libro de 1967, que había sido presentado a depósito en la Sección de Orientación Bibliográfica de la Dirección General de Información (Ministerio de Información y Turismo) el 19 de abril de 1967, con una tirada de 4.000 ejemplares.
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La Vanguardia, 21 de abril de 1967 |
En una nota del mismo día de su presentación se señala que "quizá lo más destacado de la publicación no sea la relación historiada y referida a diversos países, de lo que que es y lo que representa la fecha del 1 de mayo, sino lo que se quiere decir o dar a entender a través de su inspiración y marcado matiz socialista y marxista; en una palabra 'su mensaje' a la clase trabajadora". Ese mismo día 20 de abril se procede a ordenar, con carácter previo a las medidas judiciales correspondientes, el secuestro.
Por contra, en la nota del servicio técnico-jurídico, se concluye el 12 de mayo de ese mismo año, que "el Sr. Juez ha dictado Auto por el cual estima no se da el delito de propaganda ilegal".
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La Vanguardia, 8 de junio de 1967 |
En la historia que relata Carmen Ruiz Pacheco en este libro, destaca cómo uno de los hechos importantes de los doce primeros años en la Fiesta Internacional del Trabajo fue la marcha del hambre que tuvo lugar en Estados Unidos en 1894. El paro alcanzó en este país a más de quince millones de personas. Se organizaron en diversas localidades, a partir del veinte de abril, manifestaciones de desocupados y marchas de hambrientos.
A modo de conclusión y reflexión, valga lo que señala la propia autora en el epílogo: "una llamada a nuestra conciencia de pueblo que se insolidariza, que se vende, que se aburguesa, perdiendo con ello los valores de vida comunitaria que tendríamos que incorporar a la Humanidad que se construye. Ahí quedan los millones de hermanos que en situación infraproletaria son nuestros acusadores porque nos hemos instalado sobre la sangre de unos y el hambre de otros".
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