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| Colección "Lee y discute". Serie R. Nº 1 Julián Zugazagoitia |
Hace ya algunos años que me ocupé en allegar noticias para escribir una biografía, un poco sentimental, de Pablo Iglesias. Hablé con él en varias ocasiones, quebrantando unas clausuras que, en los últimos días de su vida, sólo los muy íntimos, como Matías Gómez Latorre, a quien el azar le hizo asistir a su muerte, podían vulnerar fácilmente.
El conocía, por algunas indiscreciones, mi secreto propósito, y más de una vez el coloquio, en aquel cuartito donde Pablo Iglesias se moría cada día un poco más, sin dejar uno solo de trabajar, se prolongó más de la cuenta.
Recuerdo vivamente aquellas entrevistas en que con mi curiosidad hacía que Iglesias, fácil para los recuerdos, remontase el caudal de su vida, llegando con la memoria a los primeros días de ella y estando, por los años y la enfermedad, a punto de rendirla.
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