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Colección "Lee y discute". Serie R. Nº 5 José María de Llanos |
Hemos descubierto gracias a Marcuse el hombre unidimensional y el tema se hizo callejero. Para algunos era lo definitivo, para otros una institución que necesitaba se profundizase en ella. Yo fui de éstos y profundicé lo que pude; por principio me parecía que un hombre de una sola dimensión no sólo ofrecía tema de crítica, sino ocasión para continuar la geometría humana y dimensionar al hombre más integralmente.
El ser de una dimensión, tal como se nos mostraba, constituía un fracaso, un desastre, un crimen por amputación; el ser de las dos dimensiones encerraba su tragedia porque se me aparecía como un héroe griego al final de una obra amarga aunque grandiosa. Era menester no inventar; sí poetizar, al aire de los filósofos del tiempo, hurgando hacia la tercera dimensión, que, en definitiva, no hacía más que abrir una aventura.
Y toda esta preocupación y esta reflexión se hicieron, empeñado quien escribe en brindárselas a un pueblo que necesita y merece que se les parta a ellos también el pastel de los intelectuales. Estoy seguro que esta mi intención primera no la he podido desarrollar más que muy incompleta y torpemente. Pero ella quizá salvará al ensayo.
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