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Colección "Biblioteca Promoción del Pueblo". Nº 2 Eduardo Obregón Barreda |
La propiedad se ha convertido en un dios, y todo el que pretende servir al Dios verdadero sin desprenderse del falso dios no es más que un iluso.
Un equívoco fatal gravitará sobre los mártires de mañana.
Muchos se figurarán que mueren por la fe y, no obstante, esto no será más que un motivo secundario entre los causantes de su muerte. Serán ametrallados, fusilados, asfixiados en las cámaras de gas, por haberse hecho solidarios de los ricos, y esto a pesar de su pobreza personal.
El huracán que les arrancará la vida será desencadenado por el resentimiento de las masas populares a la vista de las inmensas propiedades sin cultivar y de las fábricas de trato inhumano, o, más exactamente, a causa de los regímenes económico-sociales que salvaguardan privilegios abusivos sobre la propiedad y son sancionados por la propiedad misma.
(P. Lebret, O. P .: Nuestra civilización; 1953 p. C.)