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Colección "Biblioteca Promoción del Pueblo". Nº 9 Felix Ponteil |
El balance de la revolución del 48, para la clase obrera, es más bien negativo; pero precisamente en ello radica la importancia de las enseñanzas de esta revolución.
Su lección es la lección del fracaso. Un fracaso que costó al pueblo mucha sangre, antes y después de la revolución.
Se derramó sangre obrera, en un primer momento, en la lucha por la revolución, en la cual masas obreras fueron las que formaron el grueso de los contendientes, cuando se produjeron los verdaderos combates. Pero la sangre del pueblo también fue derramada después, cuando la burguesía, el verdadero grupo beneficiario de los sucesos en 1848, decidió impedir que los obreros llevasen las cosas demasiado lejos. La derrota de las revoluciones de 1848, trae consigo por todas partes el establecimiento de unos regímenes de represión policíaca tremendamente duros y sangrientos. La reacción era una vez más fiel a su sistema, no siempre confesado pero siempre en vigor, de no dar cuartel.